No poder saborear la comida puede hacer que no disfrutes de ella.
La pérdida del gusto, formalmente conocida como ageusia, puede ser un hecho natural con el envejecimiento o un efecto secundario de condiciones y tratamientos médicos, incluyendo problemas nasales, quimioterapia, derrame cerebral, lesión cerebral traumática u otros problemas neurológicos.
Recientemente, ha aumentado el número de personas que pierden el gusto como efecto secundario de COVID-19. Es el cuarto efecto secundario más comúnmente reportado, con aproximadamente el 20-30% de los casos de COVID-19 reportando algún grado de pérdida del gusto y del olfato.
La pérdida del gusto puede ser temporal para algunos y permanente para otros. Con el tiempo, esto puede tener graves efectos en tu bienestar mental y físico, pudiendo provocar desnutrición, depresión y desinterés por comer.
Este artículo ofrece 10 consejos sobre qué comer cuando no puedes probar nada.
1. Concéntrate en tus otros sentidos
Cuando comas, intenta concentrarte en tus otros sentidos principales si tienes problemas para saborear la comida.
Por ejemplo, tómate un tiempo para observar el aspecto de tu comida. Fíjate en los colores, las texturas y la variedad que tienes delante. Podrías optar por hacer tus comidas más atractivas visualmente añadiendo varios colores o dedicando tiempo a decorar tu plato con guarniciones.
Mientras masticas la comida, ve más despacio y fíjate en las sutiles diferencias de texturas y sonidos de cada bocado. Puedes añadir alimentos más crujientes a tu comida para estimular tus sentidos del sonido y del tacto.
Si todavía puedes oler, intenta añadir especias, hierbas y otros ingredientes aromáticos. Esto puede alegrar tu comida al recordarte ciertos recuerdos y crear una atmósfera agradable.
Por último, intenta abarcar otros aspectos de la alimentación y la preparación de alimentos, como presentar la comida de forma divertida, crear un entorno social atractivo y experimentar con diferentes recetas.
Resumen: Concéntrate en tus otros sentidos para intentar apreciar las texturas, los olores, el aspecto y los sonidos de la comida. Además, intenta crear un ambiente divertido y atractivo para comer.
2. Experimenta con diferentes alimentos
Aunque puedes tener una capacidad disminuida para saborear los alimentos en general, puede haber ciertas cosas que puedes saborear más que otras. Experimentar e identificar los alimentos que puedes saborear más o menos puede mejorar tu experiencia alimentaria.
Además, ciertos alimentos, como los ácidos y agrios, pueden mejorar y estimular las papilas gustativas. En este caso, añadir más sabores cítricos (piensa en limón, naranja, lima) puede ayudar.
Además, ciertas especias, hierbas, vinagre y condimentos pueden ayudar a potenciar el sabor de tu comida.
Además, puede ser una buena oportunidad para añadir a tu dieta alimentos nutritivos que normalmente evitas. Por ejemplo, si no te gustan ciertas verduras, puede ser un buen momento para añadirlas a tus platos.
Algunas personas prefieren comer alimentos más insípidos para reducir sus expectativas de una comida sabrosa. Por lo tanto, experimenta con diferentes comidas y comprueba qué te funciona mejor.
Resumen: Intenta experimentar con diferentes hierbas, especias y condimentos que puedan mejorar el sabor de los alimentos.
3. Come alimentos que te gusten
Las personas tienen un mayor riesgo de malnutrición cuando no encuentran el placer de comer.
Esto hace que sea especialmente importante centrarse en cualquier parte de la alimentación que te resulte interesante y divertida, lo que te motivará a nutrir tu cuerpo con alimentos.
Si puedes saborear ciertos alimentos más que otros, céntrate en añadirlos a tu dieta más a menudo, aunque sean menos nutritivos. Por ejemplo, si añadir un condimento con alto contenido en sal a tu plato te ayuda a comerlo, entonces úsalo.
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Esto podría significar incluso comer los mismos alimentos a diario. Aunque normalmente se recomienda una dieta variada, si es más probable que comas unos pocos alimentos selectos que te gusten, esto es mejor que no comer en absoluto.
Dicho esto, las personas con ciertas condiciones médicas o restricciones dietéticas, como la presión arterial alta o la enfermedad celíaca, pueden necesitar trabajar con un dietista u otro profesional médico para asegurarse de que están seleccionando alimentos que son agradables y adecuados para ellos.
Resumen: A muchas personas les cuesta comer cuando no pueden disfrutar de la comida, lo que aumenta el riesgo de desnutrición con el tiempo. Centrarte en alimentos agradables e interesantes te ayudará a asegurarte de que ingieres suficientes calorías y nutrientes.
4. Coma comidas más pequeñas y más frecuentes
Para algunos, comer una comida abundante puede sentirse como una carga, ya que es menos agradable sin su sabor.
Por lo tanto, comer bocadillos o comidas más pequeñas a lo largo del día puede ayudarte a nutrirte fácil y rápidamente. En este caso, puedes comer cada 2-4 horas.
Intenta incluir carbohidratos, proteínas y grasas saludables en cada pequeña comida, o al menos dos en cada merienda.
Resumen: Comer comidas y tentempiés pequeños y frecuentes puede disminuir el riesgo de aburrimiento por no poder saborear.
5. Practica una buena higiene bucal
Garantizar una buena higiene bucal puede ayudarte a saborear mejor los alimentos.
Mantén la boca limpia utilizando el hilo dental y cepillando los dientes con regularidad. Además, asegúrate de cepillar la lengua para eliminar los restos de comida. A algunas personas también les resulta útil cepillarse los dientes 10-20 minutos antes de comer.
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Entre las comidas, puedes optar por un enjuague bucal para mantener tu boca limpia. Aquí tienes un sencillo enjuague que puedes hacer en casa:
- Añade 1 cucharadita (4 gramos) de bicarbonato de sodio a 2 tazas (500 mL) de agua.
- Vierte la solución en un frasco con cierre.
- Antes de cada uso, agita el frasco y vierte 1 cucharada (15 mL) de la solución en un vaso.
- Haz buches con la solución en la boca durante al menos 30 segundos y luego escúpela.
- Desecha la solución restante al final del día.
Resumen: Mantener la boca limpia puede ayudar a mejorar tu capacidad para saborear los alimentos. Asegúrate de que te cepillas la boca y la lengua con regularidad.
6-10. Otros consejos
Aquí tienes otros consejos que pueden ayudarte a mejorar tu experiencia alimentaria:
- Monitoriza las fechas de caducidad. La falta de gusto puede dificultar tu capacidad para notar si los alimentos tienen un sabor “extraño” o se han estropeado. Si un alimento ha pasado su fecha de caducidad o parece que se ha estropeado, es más seguro tirarlo.
- Bebe líquidos. La falta de líquidos puede provocar sequedad de boca, lo que puede empeorar tu capacidad gustativa. Bebe agua entre las comidas y toma pequeños sorbos mientras comes.
- Toma un suplemento oral. Intenta optar por un suplemento nutricional oral como Boost o Ensure, un batido o un batido de proteínas o de sustitución de comidas cuando no quieras comer.
- Intenta comer en un entorno que te distraiga. Al contrario de lo que ocurre con la mayoría de las prácticas de alimentación intuitiva, puedes utilizar distracciones como la televisión o un entorno social animado para apartar tu atención de los cambios en el gusto.
- Busca ayuda profesional. Habla con un profesional de la salud para que te ayude a afrontar tu repentino cambio de gusto. Pueden ayudarte a aportar soluciones personales y guiarte en este momento difícil.
Perder la capacidad de saborear puede ser molesto y estresante. Permítete reconocer tus sentimientos y lamentar esta pérdida, ya sea temporal o permanente, y sé amable contigo mismo los días en que te sientas especialmente frustrado.
Resumen: Experimentar con diferentes estrategias te ayudará a mejorar tu experiencia alimentaria. Si sigues teniendo problemas, puedes consultar a un profesional de la salud para que te asesore de forma personalizada.
Resumen
Los cambios repentinos o graduales en el sabor pueden hacer que comer sea menos agradable.
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Hay muchas causas de los cambios de sabor, y encontrar estrategias para mejorar tus experiencias gustativas y alimentarias puede devolverte el placer de comer.
Dicho esto, adaptarse a los cambios de sabor lleva tiempo y puede ser un reto tanto físico como mental. Si crees que tienes problemas para afrontarlo, habla con un profesional sanitario que pueda apoyarte en este difícil momento.