Tu hijo de 1 año está cambiando, creciendo y descubriendo a un ritmo vertiginoso. Asegurarse de que recibe los alimentos que necesita puede ser una preocupación.
A esta edad, las elecciones de comida inconsistentes y el apetito inconstante son habituales. Por frustrante que sea, es totalmente normal, ya que tu hijo establece su independencia y aprende a discernir las señales de saciedad y hambre de su cuerpo.
Al llegar a los 12 meses, los niños pequeños necesitan unas 1.000 calorías, 700 mg de calcio, 600 UI de vitamina D y 7 mg de hierro cada día para mantener un crecimiento adecuado, según la Academia Americana de Pediatría.
Con tantas cosas en marcha, puede que te preguntes cómo alimentar mejor a tu hijo de 1 año sin pasar todo el día en la cocina o persiguiéndolo.
Aquí tienes 12 alimentos sanos y prácticos para los niños de 1 año.
1. Plátanos, melocotones y otras frutas blandas
Alrededor de esta época, tu hijo de 1 año empieza a desarrollar su agarre de pinza, que consiste en pellizcar y manipular los alimentos con las yemas de los dedos, mientras se esfuerza por autoalimentarse. Es un buen momento para introducir alimentos aptos para los dedos.
Las frutas más suaves y frescas son opciones maravillosas para esta época de transición y más allá. No sólo aportan los nutrientes necesarios y una gran cantidad de sustancias químicas vegetales beneficiosas, sino que también ayudan a cimentar hábitos alimentarios saludables.
Corta en rodajas los plátanos, las clementinas, las fresas, los melocotones o el mango, y preséntaselos lentamente a tu hijo. Evita los trozos grandes de fruta, ya que pueden suponer un peligro de asfixia. Corta las uvas en mitades o cuartos y nunca se las des a tu hijo enteras.
Si tu hijo no acepta inmediatamente la nueva fruta, no te estreses. Los estudios demuestran que un niño suele necesitar estar expuesto a un nuevo alimento entre 6 y 15 veces antes de aceptarlo en su dieta.
Las frutas frescas blandas también se pueden convertir fácilmente en un batido o son un excelente tentempié cuando estás de viaje.
Sin embargo, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, asegúrate de que tu hijo come cualquier fruta cortada en un plazo de 2 horas después de haberla sacado de la nevera. Si está en el exterior y hay más de 32 °C, ese tiempo se reduce a 1 hora.
Resumen: Los trozos de fruta blandos y del tamaño de un bocado son excelentes opciones, especialmente cuando tu hijo experimenta con la autoalimentación. Asegúrate de que se come cualquier fruta cortada que haya estado fuera de la nevera antes de 2 horas, o antes de 1 hora si hace calor.
2. Yogur y leche
Como tu hijo puede estar abandonando lentamente la leche materna o de fórmula, es un buen momento para introducir la leche de vaca.
La leche y el yogur son grandes fuentes de proteínas y de calcio que fortalecen los huesos, lo que también beneficia a sus dientes en desarrollo. Un vaso (244 ml) de leche entera ofrece el 39% del valor diario de calcio que tu hijo de 1 año necesita cada día, así como 8 gramos de proteínas.
Aunque puedes seguir ofreciéndole leche materna hasta los 2 años de edad o más, también se puede introducir la leche entera o el yogur en las comidas o como merienda. El yogur puede ir acompañado de dados de fruta fresca o un chorrito de miel.
La miel puede introducirse ahora a esta edad, pero asegúrate de no dársela nunca a un niño menor de 12 meses. Hacerlo puede ponerles en riesgo de botulismo, una grave infección.
Aunque los lácteos son generalmente seguros a esta edad, asegúrate de estar atento a los signos de una alergia a la caseína.
La caseína es una proteína de la leche. Es diferente de la lactosa, que es un azúcar que se encuentra en la leche y que muchos adultos no digieren bien.
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La alergia a la caseína se manifiesta en un 2-3% de los niños menores de 3 años, aunque más del 80% la superan. Parece que es más frecuente en los niños a los que se les introdujo la leche de vaca en la infancia, cuando la lactancia materna no era una opción.
Asegúrate de introducir los nuevos alimentos, incluidos la leche y los productos lácteos, a tu hijo lentamente. Es una buena idea hacerlo de un alimento a la vez y esperar de 3 a 5 días entre la introducción de otro alimento nuevo para ver cómo reacciona su cuerpo.
Los síntomas de la alergia a la caseína incluyen sibilancias, urticaria, vómitos y diarrea. Si tu hijo experimenta estas u otras reacciones cuando le introduces un nuevo alimento, deja de dárselo y habla con su profesional sanitario.
Además, consulta al pediatra de tu hijo antes de darle alternativas lácteas de origen vegetal, ya que generalmente no se recomiendan para los niños pequeños debido a su falta de nutrientes esenciales para el crecimiento.
Resumen: La leche entera y el yogur son excelentes opciones cuando tu hijo deja de tomar leche artificial o materna. Aportan proteínas y favorecen el crecimiento de los huesos. Puedes ofrecérselos en las comidas o como tentempié.
3. Avena
Los pequeños no dominarán el movimiento de trituración de la mandíbula, que ayuda a masticar correctamente, hasta que tengan unos 4 años. Mientras tanto, su comida debe ser triturada o cortada en trozos pequeños y fáciles de masticar.
Los copos de avena son una opción maravillosa cuando tu hijo hace la transición a la masticación. Es fácil de tragar y cuenta con un impresionante perfil nutricional con un buen montón de proteínas, carbohidratos, vitaminas, minerales y grasas saludables.
Además, la avena proporciona una gran cantidad de fibra, que ayuda a mantener su tracto digestivo sano y regular.
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Aunque los paquetes premezclados son tentadores, opta por tu propia mezcla casera cuando sea posible para limitar su consumo de azúcares añadidos. Si tienes poco tiempo, considera la posibilidad de hacer avena de un día para otro, simplemente poniéndola en remojo en la nevera durante toda la noche.
Si mezclas los copos de avena con leche en lugar de con agua, también aportarás más nutrientes al plato de tu hijo. Sírvelos con fresas, plátanos o la fruta cruda favorita de tu hijo.
Resumen: Los copos de avena son una fuente de energía nutricional y ofrecen una textura fácil de tragar, lo que resulta útil para que tu hijo desarrolle la capacidad de masticar correctamente. Opta por la avena casera en lugar de los paquetes para limitar el azúcar añadido, o prueba la avena nocturna.
4. Tortitas integrales
Las tortitas son populares entre los niños, y los cereales integrales son una rica fuente de vitaminas, minerales y fibra. Por tanto, las tortitas integrales son una solución natural para servir a tu hijo de 1 año.
Las tortitas integrales aportan prebióticos beneficiosos para el intestino, que ayudan a alimentar las bacterias intestinales beneficiosas. También son fáciles de comer cuando se cortan en trozos del tamaño de un bocado.
Prepáralos o compra una mezcla con 100% de cereales integrales. Después de calentarlos en una sartén o en una plancha, ponles encima fruta fresca cortada en rodajas, compota de manzana o un chorrito de miel.
Incluso puedes untar una capa muy fina de mantequilla de frutos secos cremosa para añadir proteínas adicionales. Aunque, dado que los frutos secos son un alérgeno común, asegúrate de introducir este alimento en su dieta lentamente.
Resumen: Las tortitas integrales son una opción práctica y saludable para tu hijo de 1 año. Prepara tu propia mezcla o compra una mezcla 100% integral ya preparada. Cúbrelas con la fruta blanda favorita de tu hijo, una fina capa de mantequilla de frutos secos o un chorrito de miel.
5. Huevos
Los huevos son un alimento poderoso tanto para los niños como para los adultos.
Favorecen la salud ocular y el correcto desarrollo del cerebro, y son ricas en proteínas, grasas saludables y una serie de otros nutrientes.
Revuélvelos o sírvelos duros y pelados. Asegúrate de cortarlos en trozos del tamaño de un bocado, sobre todo si tu hijo se esfuerza por alimentarse por sí mismo.
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Hay que tener en cuenta que el huevo está entre los ocho alimentos más comunes que causan alergia a los niños. La mayoría de los niños superan la alergia, pero es importante estar atento a los síntomas, que pueden incluir urticaria, congestión nasal, problemas digestivos, tos, sibilancias y dificultad para respirar.
Los huevos pueden, aunque raramente, causar anafilaxia, una reacción grave que puede poner en peligro la vida y que puede constreñir las vías respiratorias o causar aturdimiento o pérdida de conciencia. Habla con un pediatra si te preocupa una alergia al huevo.
Resumen: Los huevos son excelentes tanto para los niños pequeños como para los adultos. Favorecen especialmente la salud ocular y el correcto desarrollo del cerebro. Además, tienen un impresionante perfil nutricional y pueden formar parte de una comida o merienda saludable.
6. Tofu firme o sedoso
El tofu es una gran fuente de hierro, calcio y proteínas, siendo el tofu firme el que presenta las mayores concentraciones.
Una porción de 2 onzas (56 gramos) de tofu firme proporciona casi 1 mg de hierro o casi el 14% del valor diario para tu hijo. La misma ración también proporciona el 12% de sus necesidades diarias de calcio.
Servido dulce o salado, el tofu es maravillosamente versátil. El tofu sedoso puede mezclarse en batidos o hacerse puré con plátanos, aguacate o requesón. Su sabor es neutro, por lo que lo único que hará es proporcionar una nutrición abundante.
Echa el tofu firme cortado en cubos en las sopas, o saltéalo con tus condimentos suaves favoritos. También puedes romper el tofu firme con las manos y revolverlo con tus verduras blandas favoritas, como pimientos, tomates y cebollas en dados.
Si tu hijo tiene una alergia a la soja diagnosticada, debes evitar el tofu. Si esta alergia se da en tu familia, debes hablar con tu pediatra.
Resumen: El tofu, ya sea sedoso o firme, está repleto de hierro, calcio y proteínas. Es maravillosamente versátil y puede acompañar platos dulces o salados. Añade tofu sedoso a los batidos o revuelve tofu firme con verduras blandas.
7. Bocados de pollo o pavo
Los trozos blandos de pollo o de pavo molido pueden ser formas estupendas de incorporar más proteínas a la dieta de tu hijo. Este nutriente es necesario para un crecimiento adecuado.
Empieza dándoles puré de pollo, pavo o cortes suaves de carne. Escalda primero la proteína y luego añade leche, caldo o yogur para ablandar esta mezcla en la batidora o el robot de cocina. A medida que se sientan más cómodos con la autoalimentación, saltea la carne picada o córtala en trozos pequeños, del tamaño de un bocado.
Evita los cortes de carne duros o fibrosos, ya que podrían ser demasiado difíciles de masticar o tragar para tu hijo. Además, evita los condimentos picantes o fuertes, que podrían alterar sus delicados estómagos.
Resumen: Los cortes de carne más suaves, como el pollo o el pavo, pueden ser una fuente de proteínas para tu pequeño en crecimiento. Aliméntalos con carnes escalfadas en puré. A medida que vayan masticando mejor, saltea trozos molidos o de pequeño tamaño. Evita los sabores fuertes.
8. Aguacate
Los aguacates son un alimento fantástico para dar a tu hijo de 1 año. Su textura cremosa es especialmente útil durante este periodo de transición, mientras que su impresionante perfil nutricional favorece el crecimiento de tu hijo.
Además, según la Asociación Americana del Corazón, entre el 30 y el 40% de las calorías de tu hijo deben proceder de la grasa.
Los aguacates están repletos de grasas saludables, que benefician al cerebro y al corazón de tu hijo. Media taza (75 gramos) de aguacate crudo cortado en dados aporta casi 9 gramos de grasas insaturadas saludables.
Córtalos en cubos o hazlos puré y úntalos en una tostada de pan integral o en una galleta salada. Experimenta mezclando el aguacate con otras frutas y verduras de textura blanda, como la calabaza cocida o el boniato.
Resumen: Los aguacates aportan grasas saludables y fibra, a la vez que proporcionan una textura de transición ideal para tu hijo. Córtalos en cubos, hazlos puré o mézclalos con otras frutas y verduras favoritas.
9. Agua
A medida que tu hijo deja de tomar leche materna o de fórmula, necesita hidratarse. El agua es una opción óptima. Llena sus tazas para sorber y rellénalas con la frecuencia que necesiten.
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Tu hijo de 1 año debe tomar al menos un vaso de 237 ml de agua al día. Puede necesitar más si está activo, enfermo o con temperaturas elevadas. Además, necesitarán más a medida que crezcan.
En caso de duda, comprueba sus pañales: deberían orinar al menos cada 6 horas.
Resumen: El agua debe proporcionarse a medida que tu hijo deja de tomar leche materna o de fórmula. A esta edad, debe tomar al menos 1 vaso (237 ml) cada día.
10. Brócoli, guisantes y zanahorias al vapor
Las verduras al vapor, como el brócoli, los guisantes y las zanahorias, son una forma excelente de introducir a tu hijo en este importante grupo de alimentos.
El brócoli, las zanahorias y los guisantes contienen fibra y vitamina C. Además, las zanahorias contienen luteína, que favorece la salud ocular, mientras que los guisantes contienen proteínas que fortalecen los músculos.
Atrévete con otras verduras, como chirivías al vapor, boniatos y calabaza. Sírvelos con una salsa de yogur con limón o hummus.
Deberás evitar servirlos crudos, ya que aún son demasiado duros para masticarlos.
Resumen: La cocción al vapor de las verduras las ablanda hasta conseguir una textura ideal para tu pequeño en crecimiento. El brócoli, las zanahorias y los guisantes son buenas opciones, pero no dudes en aventurarte.
11. Puré de judías
Media taza (130 gramos) de puré de judías proporciona casi el 39% del valor diario de hierro para tu hijo.
El puré de alubias -ya sean negras, de riñón o blancas- es una rica fuente de hierro, que tu hijo necesita para mantener sanas sus células sanguíneas.
Servirlos junto a un alimento rico en vitamina C, como el brócoli, los tomates en dados o el puré de boniatos, les ayudará a absorber el hierro de forma mucho más eficaz.
Esta combinación de hierro y vitamina C es especialmente importante si tu hijo no come carne, ya que el cuerpo absorbe el hierro hemo de fuentes animales con más eficacia que el hierro no hemo de fuentes vegetales.
Resumen: El puré de alubias cuenta con impresionantes nutrientes, entre ellos el hierro. Éste es especialmente importante para la salud de tu hijo y ayuda a mantener sanas sus células sanguíneas. Come alubias con alimentos ricos en vitamina C para ayudar a potenciar la absorción del hierro.
12. Hummus
El hummus mezcla garbanzos y mantequilla de sésamo, que se combinan para proporcionar una gran cantidad de proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales.
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Unta el hummus en unas galletas integrales o sírvelo junto a la fuente de proteínas favorita de tu hijo, un trozo de queso o una verdura al vapor.
Hay buenas opciones compradas en la tienda, pero si te sientes inspirado, ésta es una receta fácil de preparar. Simplemente combina un poco de ajo, mantequilla de sésamo (tahini), garbanzos y aceite de oliva en un procesador de alimentos hasta que quede suave.
Aun así, ten en cuenta que las semillas de sésamo, con las que se elabora la mantequilla de sésamo, están entre los 10 alérgenos alimentarios más comunes, y representan el 17% de las alergias alimentarias en los niños. Sólo el 20-30% de los niños afectados la superan.
Por esta razón, asegúrate de introducir este y otros alimentos que contienen sésamo a tu hijo en cantidades muy pequeñas y vigila las reacciones comunes como la urticaria y los vómitos.
Resumen: El humus es un gran alimento para introducir a esta edad, ya que proporciona una gran cantidad de proteínas, grasas saludables y otros nutrientes.
Resumen
Están pasando muchas cosas con tu hijo de 1 año. Está experimentando con la alimentación, aprendiendo a sentir el hambre y la saciedad, y afirmando su independencia, entre otros muchos hitos del desarrollo.
Mientras navegas por este periodo de crecimiento y cambio, hay muchas opciones alimentarias prácticas y saludables, como las frutas frescas y suaves, las verduras al vapor, el tofu y los huevos.
Los puntos clave son la selección de alimentos fáciles de masticar, blandos y muy nutritivos.
Es una buena idea introducir nuevos alimentos en pequeñas cantidades y de uno en uno. Con cada nuevo alimento, vigila las reacciones adversas y deja de dárselo si observas signos de intolerancia o alergia.
Sin embargo, si sospechas que es simplemente una cuestión de gusto, o si tu hijo no acepta inmediatamente estos u otros alimentos nuevos, sigue intentándolo. Pueden ser necesarias entre 6 y 15 exposiciones a un nuevo alimento para que tu hijo lo acepte en su dieta.
No te estreses si su apetito es inconstante o sus elecciones de comida varían como el viento: todo esto forma parte de su proceso.
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